lunes, 24 de agosto de 2015

Terrorismo: Virus, chaladura o ideales



Escuchando los discursos políticos, ya sean económicos o de seguridad internacional siento hervir la sangre por la simplicidad infantil e incluso odiosa de sus manifestaciones. 
cnn.com
En concreto sobre el terrorismo, como si fuera un virus hereditario presente en los genes orientales de nacimiento. Enarbolando aún hoy en el siglo XXI término como “maldad” y “bien” de forma absoluta regeneran continuamente un ciclo de ignorancia occidental sobre qué ocurre y cómo solucionar las cuestiones orientales que nos afectan directamente. Aderezando todo con un falso victimismo inocente como si no tuvieran ni idea de los porqués, el pueblo asistimos impactados a la situación como si ésta fuera una nueva Cruzada en la que todo se devuelve ojo por ojo, sangre por sangre, insulto a insulto.

Atendemos en televisión cómo la respuesta del presidente de turno ante un acto que califican de terrorista es una respuesta emocional. No ya de un acercamiento a las víctimas, siempre loable, sino usado intencionalmente para reproducir mediante simplicidades absolutistas una lucha del bien contra el mal, de occidente contra oriente, de la luz contra la oscuridad. Digo esto debido  a que un exceso de sentimentalismo al tratar el tema indica cuánto se está dejando de hacer por solucionar las cuestiones. Respeto la decisión del presidente o el ministro de acercarse al dolor de las víctimas. Pero creo que un político debería aunar la sagacidad de un intelectual y el arrojo de un soldado. Uno se debe a la verdad, el otro a  su pueblo.
Rick McKee, The Augusta Chronicle
Sin embargo no es ésta la clase política que tenemos en Occidente. Lo que tenemos son manos ejecutoras ignorantes. Incapaces de tener la valentía de entender de dónde proviene esta violencia, silencian o ignoran los profesionales e intelectuales que se dedican al estudio de estas cuestiones antropológicas, se lanzándose como hienas a enarbolar de nuevo banderas “del bien “, del “mal” y una caza de brujas moderna contra “los terroristas”. Como si fuera una enfermedad estigma de ciertas personas, crea patrones muchas veces absurdos sobre género, nacionalidad, estrato social, identidad nacional…
Por ello fracasan los intentos occidentales por frenarlo. El yihadista no es estúpido, y sabiendo cómo funciona la limitada mentalidad esta clase dirigente, combate cada razonamiento nuestro con un nuevo dato que nos desconcierta. Cuando creíamos que los terroristas eran hombres, aparecen mujeres. Cuando creíamos que eran adultos, aparecen jóvenes. Cuando intentamos precisar y encontrar jóvenes de nacionalidad irakí, aparecen franceses. Y mientras ignoran la verdadera naturaleza del problema, más inocentes siguen muriendo.


Lo más preocupante no es esto, sino la miope respuesta de las autoridades. En lugar de hacerse cargo de que el fenómeno terrorista no es un virus….¡continúa actuando de la misma forma! Como si entonces pensara que es una enfermedad mental, continúa elaborando patrones, copias y mandando a los cuerpos de seguridad a buscar las presas. De continuar así, pronto  el patrón oficial de terrorista será: “hombre o mujer, de origen árabe o europeo o americano, tez morena o blanca o parda, de nacionalidad europea o de oriente medio o estadounidense o africana, de estudios universitarios o escolares o nula”. Imagino que las cárceles estarán repletas para entonces. Hasta ahora, lo único en lo que parecen ponerse de acuerdo es que todos parecen profesar la fe musulmana. Y ello tampoco vaciaría cárceles de no acompañarse el adjetivo extremista que se aplique en cada caso…
No me corresponde a mí disertar sobre temas tan elevados y complejos, carezco de los conocimientos suficientes. Pero sí quiero decir que el pueblo del siglo XXI no es estúpido. Mejor formado que nunca, conocemos nuestra historia. Belicista, egoísta, miope. Mecanicista, chantajista y orientada al individuo y al propio beneficio exclusivo. Ahora sabemos que nunca sabemos realmente todo lo que hacen nuestros gobiernos y sus empresas en otros países.

Sabemos que el colonialismo no era un virus del que enfermaron algunos europeos: era todo un esquema de valores. Tampoco el nazismo era una gripe: era un esquema completo de ideales que englobaba toda una forma de pensar y ver al prójimo. Y comprendemos que el yihadismo tampoco lo es; sino un completo montaje malversado de recriminaciones. Menos medidas de seguridad, y más combate ideológico. Dirigentes europeos, el pueblo os pedimos que aceptéis vuestra parte de culpa y que ceséis de vuestro lenguaje infantil de expresaros. ¡Combatid de una vez el fuego con el agua, la mentira con la verdad, y las ideas medievales con las libertarias!



By Cardow, The Ottawa Citizen