domingo, 14 de diciembre de 2014

Víspera del enfrentamiento en el Donbás


<<Víspera del enfrentamiento en Donbás. Ucrania más dividida que nunca.>> por Laurent Geslin y Sébastien Gobert.
Le Monde Diplomatique en español, n 230

© Jerome Sessini/Magnum Photos
La situación en Ucrania tras el alto el fuego del 5 de septiembre en Minsk se parece mucho a la que acontece en una batalla, cuando los desgarradores gritos y disparos que impregnan el campo desaparecen, y se disipa la niebla guerrera. En este caso, para dar paso a una situación de temperaturas varios grados bajo cero en la llanura del Don, una desesperada situación de pobreza de dificilísimo control y de esperanzas nada aseguradas. 

Acojo el término de <<Nueva Rusia>>  con cuidado. Acuñado en el siglo XVIII de Catalina II por el imaginario colectivo ruso, extendía los territorios de Rusia desde Odesa, sobre el Mar Negro hasta Mariúpol, sobre el Mar de Azov. Parece ser que muchos combatientes pelean por esta causa y que, entienden que ambas repúblicas son sólo un trance hasta que Rusia llegue a por ellos. A los independentistas republicanos les toca empezar a construir de entre las cenizas un estado y una industria a pesar de la presión política. Ante la falta de recursos sólo coopera el gobierno ruso con los famosos camiones de ayuda humanitaria y la sorprendente noticia del ejecutivo ucraniano de continuar con los suministros de gas y electricidad (aunque ha retirado salarios, servicios públicos y empresas del Estado, como era de esperar), al menos allí donde los tendidos y tuberías aún lo permiten.

Muchos desde las periferias se preguntan el porqué no unirse el DNR y el LNR (República Popular Autoproclamada de Donetsk y  la misma de Lugansk). Según las entrevistas concedidas, subyace un miedo por ésta última a acabar anexionándose a Donetsk, y lo cierto es que cada una lidia con sus problemas a su manera.
© Jerome Sessini/Magnum Photos
Algunas ciudades sin embargo, recuperan los servicios y suministros, como Stajanov, que bajo la mano tenaz de un ex-albañil, Pavel Dremov mantiene la ciudad cuidada y alimentada. Se vanagloria, según el artículo de practicar un <<socialismo soviético>> a la par de una <<democracia directa popular>>, puesta en práctica a través de <<asambleas ciudadanas>>, afirmando que la situación en otras ciudades no se soluciona por pura incompetencia. La administración y la policía está ya en cierta forma reestablecida, al menos en Donetsk. Allí Alexander Kalyussky tiene claro que el siguiente paso vital es el restablecimiento bancario, para el que esperaba que Rusia coopere. 

El Kremlin tan sólo respetó las elecciones del 2 de Noviembre, pero nada más. Algo claramente insuficiente para las pretensiones de estos hombres que deben hacer frente a una situación desesperada de casi posguerra, fábricas cerradas y carbón acumulándose en las minas.
Sin embargo no es de extrañar la indecisión rusa dada la presión diplomática sobre el asunto. Como sostienen Geslin y Gobert:
<<Moscú tendría mucho que perder con una nueva anexión después de la de Crimea. Por eso, las autoridades separatistas se empeñan en reforzar las estructuras estatales>>.

Sin su capacidad de exportación las repúblicas podrían ahogarse muy pronto. Son conscientes de este peligro, y no pueden más que nacionalizar las estructuras que quedan; con el peligro de que las empresas sean repartidas según "amiguismos".
Así, hasta que las relaciones diplomáticas no permitan otra salida, o Rusia reconozca éstas repúblicas -lo que desataría una reacción occidental impredecible-, estas zonas seguirán siendo una <<tierra de nadie>>. Mucho más habiendo sido abandonada, según ACNUR, por más de 830.000 personas tras la muerte de cuatro mil personas por la guerra.
© Jerome Sessini/Magnum Photos


Abraham López Soto

*© Jerome Sessini/Magnum Photos