domingo, 16 de noviembre de 2014

La zona del Franco, a la cola

Reseña del artículo: <<La zona del Franco a la cola del boom económico regional. El África francófona rehén de su moneda única. Por Sanou Mbay*>>
Le Monde Diplomatique en español, nº 229 Noviembre de 2014



Durante las reuniones de café propias o ajenas me resulta muy normal que el tema de conversación derive a la cooperación internacional o la actualidad en diferentes países. Si me siento cómodo con los interlocutores es inevitable, y si no estoy involucrado en la conversación es muy frecuente que aparezca de todos modos. Pero siempre me siento tentado a prestar atención.

La actualidad que nos muestran los medios no suele ser cordial y está salpicada de guerras, epidemias, violencia o intolerancia sobre todo en zonas de Oriente Próximo, Asia o África. Casualmente, cualquier zona excepto el continente americano o el europeo. Éstas conversaciones suelen comenzar con algo parecido a <<¿Oye, habéis visto cómo están en Siria?>> o <<¿habéis visto los muertos en Camerún?>> .
Tras este “gancho” aparecen por toda la mesa comentarios de condolencia para, muy poco después empezar a disparar lugares comunes a discreción, del tipo <<Si, es que siempre están igual>> o <<si, en el fondo son todos iguales>>, o << tú mira que siempre están matándose unos a otros, pero ellos mismos ¿eh?>>
fuente: www.ireneabdouphotography.com
Dependiendo del lugar donde se encuentren, y la identidad que cada uno tenga de sí mismo, no es tampoco muy raro que finalicen los tópicos con esa coletilla tan ingeniosa de: <<Yo mira, no es que sea racista ni muchísimo menos, pero...>> y en ésos puntos suspensivos puede usted colocar cualquier cosa dado que, la justificación previa abre las puertas a cualquier grandilocuencia lapidaria sobre sociología, religión o costumbrismo ante la cual la mayoría de asistentes se une, después de asentir gravemente y sorber un poco de café. Para algunos esta escena nos recordaría a ciertos ambientes en la época victoriana, aunque por aquel entonces existía un fervor por la antropología que hacía los debates algo más documentados.

La sensación que me imprime este comportamiento es contradictoria. Por un lado, comprendo que un grupo de amigos tiene derecho a pasar el rato y conversar de lo que quieran. A pesar de nuestro dicho, <<no vamos a arreglar el mundo>>. También acepto que la formación en cuestiones antropológicas o de ciencias sociales no esté muy extendida, dado que desgraciadamente priorizamos hoy otro tipo de formación. Es más, comprendo que la intención general es buena, ya que la compasión pertenece a ese conjunto de píos sentimientos que todos elogiamos.

Pero ello no me impide sentir una especie de escozor intelectual ante estos tópicos. En primer lugar, tras esa velada compasión encontramos un abultado y orgulloso etnocentrismo alimentado por el propio ego y las diferentes tendencias sociopolíticas actuales. En el caso de personas que no se interesan más allá de sus fronteras políticas y mentales, suelen reducirse a lo que el engranaje mass media propugna -o permítanme, <<escupe>>- , que suelen ser de una ideología confusamente unitaria y  disimulando las viejas ideas de <<pueblos civilizados vs pueblos bárbaros>>.

Un estudio exhaustivo de la historia, las costumbres, la ideología y los intereses enfrentados de cada pueblo nos brinda una luz resplandeciente para descifrar lo que se nos aparece como enigmas anacrónicos en un mundo maravillosa y libremente planeado. Con todo, el formidable trabajo de los antropólogos no está exento de sombras que acechan esa luz. Sin embargo, incluso en el conflicto de esas penumbras, normalmente la comprensión nos brinda empatía y cariño hacia ese pueblo concreto. 

Solemos estudiar el devenir histórico como si se tratase de la quinta de Beethoven: Obertura, Allegro, Andante, Scherzo, Allegro; de principio a fin. Mi experiencia como simple interesado en estos temas es que, la historia de un pueblo es más parecida a un niño cojo aprendiendo a montar en bicicleta en una intersección con semáforos. Intentos, interrupciones, errores, epoyeyas mágicas, grandes acciones, héroes desconocidos y grandes mentiras perpetuadas. Todas ellas, complicándose y evolucionando con el tiempo.

Leyendo Le Monde Diplomatique de este mes (Noviembre 2014) pensaba en éstas tertulias entre cafés y <<lo útil que resulta la información útil>> en referencia al artículo titulado <<La zona del franco a la cola del boom económico y regional>> escrito por Sanoy Mbaye, economista senegalés y uno de los mayores especialistas de la economía africana, ex-alto funcionario del Banco Africano de Desarrollo.
En el artículo relata la problemática del desarrollo de los países africanos de la zona franco y su inoperancia para formar unas sinergias productivas para avanzar como los países vecinos, en este caso anglófonos.
anzetsewere.wordpress.com

África, el segundo motor de crecimiento mundial después de Asia, es el terreno donde intentan disputarse las inversiones geoestratégicas púgiles como China, India, Corea del Sur, Malasia, Turquía o Brasil. La recuperación de las clases medias, una gestión mejorada de los déficits y las jugosas transferencias de los emigrados colaboran al reflote de la situación. Sin embargo los países francófonos diversamente asociados en uniones económicas disfuncionales no sólo no progresan como el resto, sino que algunos de ellos aún pugnan por salir de la pobreza y son destinatarios del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Varios de ellos, además, han protagonizado casos de guerra civil y golpes de estado, teniendo que intervenir EEUU y el mism ejército de Francia. Además aparecen casos de corrupción, blanqueo de capitales, inestabilidad del tejido social y falta de perspectivas de futuro.

Sin embargo, lejos de comentarios fatalistas, Mbaye diagnostica las causas de estas situaciones, que se encuentran en gran medida en una deficiente programación de la descolonización. 

1, El desmantelamiento de las uniones político-económicas originales de la AOF (África Occidental Francesa) y la AEF (África Ecuatorial Francesa) debió conllevar la abolición también de la moneda francesa que, sin embargo se mantuvo. Mbaye argumenta que esto fue como <<derogar el Tratado de Maastricht con la supervivencia del euro>>. A ésta situación se enfrentan estos países que, a pesar de estar asociados mediante la UEMOA y la CEMAC no han conseguido establecer las premisas básicas para fomentar un comercio interestatal al estilo europeo y una unión económica viable. Éstos serían la unión política y mecanismos de solidaridad interna.

2. Por otro lado la influencia francesa sigue vigente a través de monopolios millonarios de empresas de esta nacionalidad que lejos de cooperar con el país, no sólo se lucran sino que suelen ser beneficiarias de jugosas cuantías destinadas, curiosamente, a cuestiones de ayuda a países emergentes. En ocasiones por medios fraudulentos o sin concursos de licitación. Éstas empresas además suelen repatriar sus beneficios a Francia; por tanto, los beneficios de muchos proyectos, en el mejor de los casos retornan al país de origen.
Los países de la zona franco por cierto deben devolver estas <<facilidades>> dejando sus divisas den el Tesoro Francés -que luego éste usará en su provecho-. 

3. El Sr. Mbaye menciona además otras cuestiones que empeoran el desarrollo como, unos tipos de interés extremadamente altos que no difieren con la metodología actual de mantenerlos bajos para apoyar una pronta salida de la crisis o una política de cambio fijo de divisas que supone <<una aberración a la que habría que poner fin>>.  Finalmente, el FMI no sólo está al corriente de estas cuestiones sino que las refuerza. Según el experto, un sistema de éstas características <<sólo puede provocar déficits presupuestarios estructurales, dependencia excesiva de las importaciones y una evasión masiva de capitales>> . 

Todas estas cuestiones se reafirman completando la información con las noticias llegadas de zonas como Dakar, una de las ciudades pertenecientes a las <<cuatro comunas>> (es decir, ciudades africanas que otorgaban la ciudadanía francesa) donde reina actualmente la vorágine de las constructoras,  la especulación inmobiliaria, el cemento corre a raudales y el precio del suelo sube como la espuma: es decir, viven actualmente la fase de felicidad ilusoria de su propia burbuja inmobiliaria con sospechas de blanqueo de capitales, mientas los servicios sociales estratégicos quedan parcialmente desatendidos.
Sus esperanzas parecen puestas en la Comunidad Económica de los Estados del África del Oeste (CEDEAO) aunque parece ser que Francia no la ve con buenos ojos dado que la relacionan con intereses anglófonos. Ésta unión promoverá políticas de convergencia económica, política y fiscal, además de la creación de una divisa para el oeste africano.

Resulta interesante y más aún, vital analizar estos procesos por tres motivos. 
Primeramente, para observar cómo funcionan los intereses globales en determinadas zonas antes consideradas periferias. Segundo, para saber cómo manipularon éstas potencias mundiales los países que solamente yo llamo <<de enmedio>>, en los que catalogo a España. Y tercero, para evitar que nos ocurra en el futuro y evitar que les ocurra a otros.
Éste no es más que un caso para ejemplificar cómo las grandes potencias coloniales y EEUU mantienen lazos de mecenazgo con diversos países de una manera <<legal y democrática>> pero que desembocan en sufrimiento y frustración. Y ni siquiera es el caso más claro de ello.

No soy un experto en geopolítica, sociología o antropología, como me gustaría. Pero quiero hacer un llamamiento al raciocinio, la investigación, la comprensión para dirimir temas sociales con elocuencia. De no hacerlo así, caeremos en un infantilismo necio, racista, etnocentrista y autárquico que no hará más que separar las gentes unas de otras, llevándonos al determinismo cultural y de ahí a la confrontación.

Para saber más, leamos, investiguemos y, si no nos es posible, desarrollemos la suficiente empatía para ver en los ojos del <<otro>> nuestro propio ser. Veremos que en lo importante, todos somos iguales.

Abraham LS 

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